El ejemplo de Luciana, Emiliana y Daniel
Cada año, la Academia Colombiana de Tenis (ACT) se llena de alegría y se convierte en el hogar deportivo para niños como Daniel Bretón, y las hermana Luciana y Emiliana A´revalo, quienes disfrutan de este deporte, perfeccionan cada día sus habilidades y participan con grandes resultados en los diferentes torneos infantiles que organiza la ACT.
Daniel Bretón estudia cuarto grado y le encantan las matemáticas y la educación física; es un chico disciplinado, serio y muy comprometido, que tiene como inspiración a su ídolo Rafael Nadal, el tenista español ganador de 22 Grand Slam, y cuenta con el total apoyo de sus padres, Francisco y Adriana.
“Jugando tenis me siento feliz, me relajo, y al participar en los torneos puedo empezar a jugar mejor; aprender a atacar más la pelota y no pegarle tan pasito. Es muy divertido”, dice Daniel, para quien el deporte blanco es magia y felicidad, así como una actividad fundamental para su crecimiento, desarrollo y para formar su personalidad, como afirma su mamá.
“Me gusta que mi hijo se ponga retos, que sea competitivo y quiera superarse. También le ayuda a nivel físico, comparte con otros niños que no están en la casa encerrados o con los video juegos, sino que salen al aire libre, disfrutan de otras cosas y todo esto es fundamental para su crecimiento saludable”, complementa Adriana, mientras anima a Daniel en su partido en el Festival Infantil de la ACT.
Pero también, es una actividad fundamental para su crecimiento, desarrollo y para formar su personalidad y su proyecto de vida, como asegura su mamá, Adriana, quien se ha convertido en una de las más grandes motivaciones de Daniel, dado que ella no solo ama el tenis, sino que lo practica desde niña.
“Vamos Dani, vamos. Así es. Buen punto”, son algunas de sus palabras de aliento, a las que se suma su esposo Francisco Bretón; porque, afortunadamente, para este tenista infantil su familia está conformada por deportistas que a diario le dan ejemplo en todo sentido.
“Francisco se dedica al triatlón, yo al tenis. El niño ha visto que siempre estamos activos físicamente y vamos juntos a los torneos, sea para animar a mi esposo, o cuando yo tengo algún campeonato o para apoyar a Daniel. Esto nos ha ayudado a mantener la unión familiar, en este caso alrededor del deporte”, complementa Adriana, ingeniera de sistemas y gerente de proyectos, para quien el deporte blanco le ha ayudado también a tener calma y le ha servido en su rol de mamá.
Ellos, felices y orgullosos padres, aseguran que han aprendido mucho de su hijo a partir de practicar un deporte como el tenis y de la vida misma; lo conocen más, saben de sus aspiraciones y son sus motivadores para que crezca poco a poco, paso a paso, y sobre todo para que aprenda a enfrentar las situaciones de la vida. “No hay que presionarlos, sino permitirles que disfruten de lo que hacen, que compartan, mejoren su motricidad, y sientan la alegría de jugar”, concluye Adriana, quien va a felicitar a su hijo por los buenos partidos que tuvo en este festival infantil. No los ganó todos, pero en cada uno dejó lo mejor de sí.
Entre tanto, Luciana y Emiliana siempre van por la ACT con sus hermosos uniformes y un mundo lleno de ilusiones y alegría. A sus 12 y 8 años, el tenis se ha convertido en parte esencial de su vida. Lo practican desde los 4 años, inicialmente en Cali y ahora en Bogotá.
Coinciden en que es un deporte divertido y quieren seguir jugando por mucho tiempo, y con orgullo tanto sus padres como sus entrenadores de la ACT, afirman que “tienen futuro en el tenis”, porque ya se les ve estilo, confianza, buenos saques y voleas, y tienen mucha disciplina, son muy dedicadas y comprometidas.
“Me encanta el tenis. Cada vez aprendo más y me gusta participar en los festivales infantiles y en todos los torneos de tenis porque uno puede conocer a otros jugadores y aprender de ellos también”, dice Emiliana, de 8 años, estudiante de segundo de primaria y a quien le encantan las matemáticas.
“He aprendido que uno no se puede desesperar, que se debe tener paciencia. Es un deporte muy bonito, me permite jugar con otras personas y competir; además, el tenis nos une como familia y eso nos ayuda mucho. Si las cosas se dan, quiero seguir jugando”, comenta Luciana, de 12 años, estudiante de sexto grado y a quien le gusta mucho la clase de educación física.
Para ellas ha sido muy importante el ejemplo y el apoyo de sus padres, como lo es para Daniel; los tres pertenecen a familias que promueven el deporte, que saben que este es sinónimo de disciplina, salud y bienestar. “Me encanta el tenis y lo practico, y es un orgullo que las niñas tengan el mismo gusto por este deporte y son ellas quienes me animan a inscribirlas a los torneos. Un motivo más para compartir en familia, pues mi esposa también juega tenis”, dice Jorge Arévalo, padre de Luciana y Emiliana.

